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martes, marzo 22, 2011

Tu eres tonto, y yo gilipollas

Will y yo tomándonos un batido. He pagado yo.
Se da el caso de que uno puede no ser demasiado listo, algo tonto o directamente imbecil. Mi caso es peor porque yo soy gilipollas, y de los grandes ademas. Resulta que yo, que soy un robot (y por lógica, buena gente) pongo todo mi amor e ilusión en aquello que hago, y allí esta alguien para reventarlo: Guillermo.

Este individuo con el que comparto una clara falta de belleza y gusto estético, es superior a mi en todos los sentidos. Ha sido el único ser humano capaz de doblar una gafas con ¡un globo!, y después de mi desproporcionado enfado no ser capaz de pedirme perdón.

Ha rechazado en dos ocasiones mi invitación para sufrir mi tirania en un pueblucho de cantabria, y todo por un polvo de dudosa veracidad.

Es capaz de abandonarme cual sexagenario al que nadie quiere cuando alguno de sus amigos mas queridos decide volver a su cueva, hablo por supuesto del heavy filosofo amante de los coches enanos y de Marron escapado del hormiguero.

Ha demostrado que su palabra vale exactamente lo mismo que la mia, absolutamente nada. Se baja de los planes según le convenga, le da exactamente igual lo que sus acciones provoquen en el resto y por supuesto es egocéntrico como el solo (aunque muy a su manera).

Y yo que recordemos soy muy buena gente (¡JA!), lo pago enfadándome con el y no saliendo de mi casa (que viva la madurez), invitándole a cenar (¡hurra por la crisis!) y aguantando sus vaciles (hay que reconocer que es el único que sabe darme donde mas me duele).

Porque la vida es maravillosa, y mi cerebro se fue hace unos años a comprar tabaco yo digo:
¡Que viva la amistad!

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